domingo, 30 de noviembre de 2008

Arrecife y Puerto del Carmen

Dia 4

El último día visitamos la capital, Arrecife, cuyo referente principal es el Castillo de San José en un espolón que se adendra en el mar, y la zona de la laguna, que sirve de puerto para pequeñas embarcaciones. Alrededor de ella se levantan multitud de pequeñas casas pintadas de blanco con todas la ventanas y puertas azules, como corresponde a las que miran al mar.

Y ya por la tarde antes de finalizar el viaje, dimos un paseo por Puerto del Carmen. Es una de las dos principales zonas turísticas junto con Costa Teguise. No tiene nada de especial, salvo muchos bares, tiendas de regalos, y montones de jubilados ingleses que prefieren el buen clima de esta fantástica isla en lugar del de la suya (no me extraña).

Timanfaya

Dia 3.

El tercer día lo dedicamos a ver el Parque Nacional de Timanfaya. He de decir que no había visto algo tan espectacular producido por la naturaleza en mi vida. Comprende un enorme área en el centro de la isla, donde surgieron las erupciones volcánicas del siglo XVIII. Se recorre en un autobús entre crátres, roca y ceniza volcánica, pues no dejan vsitarlo libremente con el objetivo de conservarlo. La visita se completa con una demostración de que el interior de la tierra sigue "viva" allí abajo, quemando unos rastrojos con el propio calor de la tierra, o provocando un pequeño géiser vertiendo agua en un hueco. Como curiosidad, allí está el único restaurante del mundo que cocina con el calor del interior de la Tierra. Se puede hacer un recorrido en camello por algunas zonas del parque.

La playa de la Caleta de Famara es quizás la única gran playa de la isla (o al menos es la única que encontramos), y allí se dan cita multitud de surferos (ya he dicho que el aire allí es constante). No hacía para bañarse, pero sí para dar un paseo por la playa.

Y de vuelta al Puerto del Rosario, pasamos por la Geria, la zona vinícola de Lanzarote. El cultivo se hace entre rocas, protegiendo la viñas del aire. Se puede comprar vino en una de las varias bodegas que hay repartidas por la zona. A mí no me gustó ese vino, pero es cuestión de gustos.

La ruta de César Manrique

Dia 2

El 2º día lo comenzamos con la visita al Monumento al Campesino, una de las muchas obras que César Manrique dejó en su isla. Junto al monumento hay un pequeño museo con aperos de labranza y otras curiosidades de la agricultura de la isla. El conjunto es un pequeño pueblecito blanco con las ventanas y puertas verdes, como tdas las del interior, en contraste con el azul que tienen las que dan a la orilla del mar.

El Mirador del Río es otra de las obras de César Manrique, un mirador a casi 500 metros de altura sobre la Isla de la Graciosa. Está excavado en la roca y ofrece unas vistas fantásticas de la zona.

Bajo el mirador, en el pueblo de Orzola, se pueden coger un barco a la isla de la Graciosa. No lo hicimos, pues desde el mirador se veía como una isla desértica con un pequeño pueblo costero y nada más. En esta zona hay unas cuantas playas minúsculas de arena blanca entre rocas volcánicas. Muy curioso.

Los Jameos del Agua, otra obra más de Manrique, es un jardín tropical excavado en la roca donde habita una especie de cangrejo albino y ciego que por lo visto sólo de da en Lanzarote. El complejo tiene un auditorio que desafornunadamente estaba en obras y no pudimos ver. La Cueva de los Verdes se encuentra comunicada con los Jameos, pero no lo vimos. Una lástima, porque después nos dijeron que habría merecido la pena.

El Jardín del Cactus es una de las visitas más agradables de Lanzarote. Es un espacio en forma de anfiteatro con cientos de especies distintas de cactus. Y a que no sabéis de quién es obra?. Pues sí, de César Manrique.

El Golfo, los Hervideros, Playa Papagayo

Dia 1.

Llegamos a Lanzarote a eso de las 10 de la mañana (sí, otra vez nos tocó pegarnos una madrugada impresionante), pero entre que cogimos las maletas, alquilamos el coche (que se lo toman con muuucha calma), y encontramos el apartamento, se nos hizo la hora de comer, así que buscamos un restaurante en el paseo marítimo antes de empezar a recorrer la isla.

La primera impresión de Lanzarote fue que es un lugar único. En mi vida había visto un paisaje volcánico tan espectacular como ese, y eso que aún no habíamos visto Timanfaya. Las carreteras son enormes rectas que atraviesan los paisajes volcánicos que cubren casi en su totalidad la isla. Llama también la atención el viento de la isla, que no nos abandonó en los 4 días que estuvimos, y por lo visto debe ser lo normal, puesto que varios amigos que también han visitado Lanzarote dicen lo mismo.

Saliendo del Puerto del Carmen en dirección norte se llega a una zona conocida como El Golfo. En su interior está la Laguna Verde, llamada así por la concentración de una variedas de algas marinas que le dan ese color. Se puede ver desde dos sitios. Uno entrando por el pueblo (El Golfo), desde donde se puede ver la laguna desde arriba, en la ladera de un acantilado. La otra entrada está de camino a Los Hervideros, y desde esta se puede bajar a la playa y ver la laguna de cerca. La laguna no tiene nada de especial, pero el paisaje que la rodea sí.

La siguiente parada fue Los Hervideros, un sitio que llama mucho la atención por su singularidad. Ojo si vais en coche, que sólo hay un pequeño cartel que lo indica y que es fácil no ver. Es una formación volcánica junto a la costa repleta de huecos por los que circula el agua del mar, y que cuando hay bastante ojeaje, sube por los huecos dando la sensación de ser fumarolas, y de ahí su nombre. Junto a Los Hervideros están las Salinas del Janubio. Nada especial, sólo unas salinas.

En la parte de la isla más cercana a Fuerteventura y en el municipio de Playa Blanca, se encuentran las Playas de Papagayo y Playa Mujeres, escondidas tras un largo camino de tierra, pero que llevan a varias de las zonas más bonitas de la isla. Esta es la zona menos afectada por las erupciones volcánicas, y por eso las playas son de arena blanca en lugar de volcánica como la mayoría de las playas de Lanzarote. Desde esta zona pueden verse en la distancia las enormes playas de dunas de Fuerteventura.

Lanzarote

En esta ocasión el viaje fue a Lanzarote. Fueron sólo 4 días, pero es tiempo suficiente para ver la isla.

El vuelo lo hicimos con EasyJet desde Madrid, aprovechando una oferta de las que suelen hacer en las aerolíneas de bajo coste. Y para alojarnos, esta vez elegimos un apartamento. Creo que es la mejor opción en Lanzarote, porque su precio suele ser mucho menor que los hoteles, y hay montones para elegir. El nuestro se llamaba Club Las Vistas, y estaba en Puerto del Carmen, a unos 500 metros de la playa.

Para desplazarnos, alquilamos un coche en una agencia que opera en Canarias llamada Autoreisen. Los coches no son tan nuevos como en otras agencias de alquiler, pero el precio es significativamente menor. Además, las distancias en Lanzarote no son muy largas, y no es necesario un "supercoche" para recorrerla.